Flipping Houses ¿en qué consiste?
Nos gusta americanizarlo todo, ponerle envoltorios dorados y convertirnos en CEOs de
startups con slogans mega currados, pero esta actividad no es ni nueva ni originaria del nuevo continente, no.
Cada trimestre nuestra CEO y Co-fundadora M Mar Aragón participa en la Revista Inmobiliarios y hoy queremos compartir en nuestro blog el articulo escrito para el número 67 de dicha revista. Desde LightHouse, esperamos que lo disfrutéis.
El término americano, ¿cómo no…?, pero la práctica muy de aquí y muy de siempre. Y puedo dar prueba de ello porque se lo he visto hacer a mi padre. Si tengo que aclarar que no con casas o viviendas si no con fincas, pero en nada difiere a lo que conocemos como flipping.
Si si…, comprar una finca, adecuar y reponer la arboleda, instalar sistema de riego completo,
construir casa, también piscina o/y aljibe y…. pasado un tiempo, vender obteniendo beneficios
con el aumento del valor de mercado y el valor añadido con todo lo dicho (y hecho) arriba.
Decirle a mi padre de 74 años que ha estado toda la vida haciendo flipping, puede dar como resultado un: “niña, no le hables así a tu padre”, pero sí, hay que decir que ha sido un flipper en toda regla.
¿Qué es el flipping?
Venga, vamos a definir formalmente la palabrita. El flipping es un término que viene directamente
desde Estados Unidos para referirse a la compra de una vivienda con el objetivo de renovarla y venderla a un precio superior y, así, obtener ganancias.
Como ya hemos visto, no aplicable sólo a las viviendas, aunque sea lo más habitual. Os miento si os digo que a mi padre siempre le salió bien, pero en gran medida sí que le dio buen resultado.
Si repaso cada compra que hacía y la venta posterior sí que podría afirmar que seguía un patrón,
no sé si a sabiendas, o por puro sentido común.
– Procuraba contar con todo o gran parte del dinero necesario para la compra, evitando endeudarse o pedir crédito al banco.
– Se tomaba tiempo para encontrar la propiedad más adecuada.
– La búsqueda la hacía “in situ”, peguntando a los dueños de otras fincas y en base a zonas que conocía y de las que tenía información sobre normativas.
– Procuraba abaratar al máximo cada mejora, remodelación y construcción, de modo que todos en casa arrimábamos el hombro y ayudábamos durante todo el proceso.
– Se ocupaba de lo que sabía (es albañil y agricultor), pero tarea que no controlaba, como talar, hacer un pozo o injertar, lo contrataba. «Zapatero a su zapato…» es su lema.
– Salía a la venta con un precio adecuado, ya que estaba informado de como habían ido comprando y vendiendo el resto de los vecinos.
¡Pues sí que podría cederle la autoría de este articulo a mi padre! Todo un flipper sin canal de YouTube, ni denominación de gurú sobre tendencias novedosas para obtener rentabilidad.
Cada vez más practicado
Es cierto que hoy en día contamos con mucha información y por eso, precisamente, debemos filtrar bien lo que vemos y oímos; incluidos los programas, de nuevo americanos, donde dos hermanos bien parecidos hacen “negocios” sin despeinarse ni sortear contratiempos…
El perfil del inversor ha cambiado, ya no nos viene a la mente el señor de más de cincuenta, con una agenda rebosante de papeles y desgastada bajo el brazo.
El 82% de los inversores tienen entre 25 y 55 años, un 33% tiene carrera universitaria, el 21% tiene inversiones por más de 100 mil euros, el 83% son hombres y el 17% mujeres.
Las encuestas nos dicen además que, el 27 % de los inversores lo hacen en inmuebles y casi el 90% de los ahorradores españoles se interesa ahora más que antes por conocer a fondo las características de los productos que adquiere, así como la forma de financiación que va a emplear.
Y es que estas últimas también son variadas: campaña de ‘crowdfunding’, fondos de capital riesgo, business Angels, el tradicional crédito bancario… incluso pactar con el vendedor el soportar las mejoras y repartir beneficios cuando el inmueble se venda; por supuesto todo con un contrato entre las partes donde se reflejen todos los puntos del acuerdo delimitados en precio y tiempo.
El flipping está haciendo actualmente lo que parecía imposible: crear nuevas viviendas en las zonas más calientes de ciudades como Madrid o Barcelona o recircular pisos que por su estado o circunstancias habían quedado comercialmente desahuciados. De la chistera del flipping surgen pisos con atractivos diseños que prometen rentabilidades de entre el 15% al 20% a inversores y provechosas ventas a propietarios.
Por otro lado, la posibilidad de reconvertir locales comerciales en viviendas aporta valor a un activo en capa caída. No se puede obviar que, a la crisis, al cierre de negocios y al auge del ecommerce, se suma ahora la inyección de locales vacíos provenientes de las redes bancarias.
Lo que sí está claro es que el flipping solo va a funcionar cuando el proyecto parte de un buen análisis y cuenta con excelentes profesionales. Afortunadamente para nuestro sector y la sociedad, aumenta el interés de los inversores por recibir consejos y asesoramiento de un gestor certificado y que este los acompañe de principio a fin de todo el proceso.