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¿Cuántas nuevas viviendas necesitamos para equilibrar el mercado inmobiliario?

Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que el número medio de hogares en España aumentó en 129.100, alcanzando los 18.754.800 millones. Desde la patronal promotora se ha repetido que la velocidad de crucero idónea sería entre las 120.000 y las 150.000 viviendas anuales. 

Tal ejercicio revela que un tercio de las unidades necesarias para equilibrar oferta y demanda en todo el continente deberían desarrollarse en nuestro país.

Tomando los datos del compraventa del INE, de las aproximadamente 500.000 transacciones de media anual, la obra nueva supuso unos 100.000 del total, lo que está algo por debajo de las recomendaciones de producción de los profesionales. Por otro lado, dentro de las cifras de compraventa, no se diferencia entre las viviendas que serían compradas como principal, como secundaria y como inversión para obtener plusvalías por venta o como activo que volcar al alquiler. El informe que realiza la Universitat Pompeu Fabra (UPF) indicaba que en 2021 el 22,9% de las compraventas tuvieron como finalidad la inversión frente al 71,1% de primera vivienda. Esto significaría que más de 400.000 viviendas vendidas en 2022 fueron residencias habituales.

Ahora bien ¿acaso están vendidas todas las viviendas nuevas construidas? La respuesta es no. El stock de vivienda calculado por el Ministerio de Transportes Movilidad y Agenda Urbana señala que en España quedan unas 450.000 viviendas nuevas sin vender . Si bien este montante podría llevar a pensar que sí que hay oferta suficiente, el problema es que hablamos de viviendas que no cumplen los criterios de búsqueda del comprador actual, ya sea por deslocalización, por dotaciones y servicios o por ambas cosas.

¿Qué medidas se podrían tomar para aumentar el parque residencial disponible?

Desde LightHouse, y según algunas acciones que ya vemos en Málaga, planteamos varias vías de actuación: la construcción de promociones de obra nueva con fondos privados y mediante la colaboración público-privada; la construcción y rehabilitación de viviendas propiedad de la Administración con recursos públicos; la reconversión y cambio de uso de oficinas y locales comerciales en viviendas de alquiler; la inversión y bonificación a propietarios de viviendas vacías para que las destinen a alquiler; el impulso de medidas para evitar el trasvase de viviendas en alquiler tradicional a alquiler turístico y agilizar los plazos y procesos burocráticos que obstaculizan las nuevas construcciones. Los permisos y demoras burocráticas son tales que el desarrollo de vivienda nueva puede suponer 8 a 10 años de espera en las principales y más tensionadas ciudades.

Bien puede parecer que la nueva ley de la vivienda no va en pro de algunas de las acciones que consideramos arriba.

Las medidas anunciadas por el Gobierno sobre el uso de los pisos de la Sareb parecen insuficientes para solucionar el problema. Más allá de que las cifras de viviendas que se barajan son insuficientes, muchos de los inmuebles del banco «malo» están sin construir, otros están inacabados y otros están okupados. Además, muchas de las viviendas están ubicadas en zonas con poca demanda por su lejanía con las zonas de mayor concentración laboral y de ocio.

Desde LightHouse, y como siempre, os iremos informando de todas las novedades relativas a la vivienda.